Faggiani explicó que el proyecto original establecía parámetros más rígidos, como un máximo de 10 metros o hasta el 80% del frente del edificio. Sin embargo, tras un análisis más profundo y ante algunas discrepancias sobre la adecuación de esas cifras, se resolvió dejar esas definiciones a criterio de la administración departamental. “Felizmente logramos el acuerdo político para poder sacar esta noche el decreto del uso de veredas o de ocupación de veredas más que nada, que es lo que regula”, señaló Faggiani.

El decreto fija sí un límite en cuanto a la altura de los elementos colocados en la vía pública: no podrá superar 1,20 metros, con el objetivo de minimizar riesgos de accidentes, evitar la colocación de estructuras inestables y mantener la seguridad peatonal.

En cuanto al proceso de habilitación, el presidente de la Junta explicó que el comerciante deberá gestionar el permiso ante la Intendencia, la cual lo concederá con carácter revocable en caso de incumplimientos. “La primera sanción es la revocación del permiso por un período determinado; si se reitera la falta, el plazo de suspensión será mayor, y en una tercera oportunidad, la inhabilitación será por un año. Si persiste la reincidencia, comenzarán a aplicarse multas económicas”, precisó.

Otro aspecto relevante es que el decreto comenzará a aplicarse seis meses después de su publicación oficial, período durante el cual no se impondrán sanciones. “Ese plazo de 180 días permitirá que los comercios se adecuen a la normativa. Durante ese tiempo la Intendencia notificará a los actuales ocupantes de las veredas sobre las nuevas reglas para que no tengan excusas de desconocimiento cuando empiece a regir”, agregó Faggiani. Asimismo, el decreto contempla que la Intendencia pueda, mediante resolución fundada, otorgar excepciones en casos especiales no previstos en la reglamentación. La norma pasa ahora al Ejecutivo, el que deberá promulgarlo en un plazo de hasta 10 días. 

Con esta norma, las autoridades departamentales apuntan a ordenar el uso del espacio público, garantizando la convivencia entre las actividades comerciales y el libre tránsito de los peatones, al tiempo que se procura reducir riesgos vinculados al uso inadecuado de las veredas.